EINFÜHLUNG

Por Jaime Valladares

La pintura que precede a estas palabras, corresponde a William Turner, quién pintó esta maravillosa obra alrededor del año 1841. El título de la misma, «Dawn after the Wreck» (Amanecer tras el naufragio), fue dado por el critico de arte John Ruskin. Hasta aquí, son hechos. El alcance posterior de la obra, principalmente por el aura de misterio y falta de contexto, continúa en pleno desarrollo. Y es que el maestro de la luz, como solo el arte puede hacerlo, se limitó a presentarnos el trabajo de su genio, sin notas descriptivas.

El filósofo alemán Robert Vischer, a propósito de una disertación sobre estética, acuñó un término fundamental: Einfühlung. Si efectuamos una traducción literal, dicho término podría significar «en sentimiento». Para Vischer, en tanto, el concepto está dado por la capacidad de entrar a una pieza de arte y sentir lo que el o la artista ha intentado representar o bien, dotar de sentimientos a la obra por la experiencia de su contemplación o vivencia.

Es interesante lo propuesto por Vischer, porque, aparte de la singularidad propia de cada obra de arte, habría un elemento más que añadir a la misma: la peculiaridad otorgada por cada observador. En parte, esto puede explicar como algunas obras maestras de la literatura o el arte continúan siendo representadas y, aunque conocemos de memoria sus argumentos y desenlaces, cada nueva adaptación nos sumerge en nuevas experiencias (por ejemplo, Sherlock Holmes o las innumerables representaciones de Tannhäuser).

Si exponemos a diversas personas a la contemplación de la obra de Turner, podríamos fácilmente advertir la multiplicidad de historias y sentimientos que evoca en cada una de ellas. ¿Esto quiere decir que la obra acaso no tiene una verdad o intención última por parte de su autor?

Esta interrogante nos lleva a cuestionarnos, si el concepto propuesto por Vischer, extrapolado del arte a lo cotidiano, nos sumerge o no en nuestras propias apreciaciones sobre el otro. O bien, sobre cada elemento externo que es capaz de producir una reacción emocional. ¿Cómo vivenciamos a las personas que nos rodean? ¿Existe una fragmentación de lo que constituye un ser humano dependiendo de quién vive e interpreta su existencia?

Si me preguntan por la pintura, por lo pronto, veo un perro solitario que aúlla bajo unas nubes amenazantes y un mar sinuoso. Sin duda, algo ocurrió. Pero puede que, nada haya ocurrido aún.

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